Tras tachar La Pedrera, Paseo de Gracia y la Boquería de la lista de imprescindibles en una visita a Barcelona, la ciudad ofrece muchas opciones al visitante.

Nuestra propuesta empieza en el corazón del Barrio Gótico, concretamente en La Plaza de San Felipe Neri uno de sus grandes secretos. Fue la favorita del arquitecto Antoni Gaudí y supone un remanso de paz dentro del caos que es el centro de Barcelona. Si nos fijamos en los muros de la iglesia de la plaza, todavía son visibles cicatrices de un bombardeo italiano en 1938. Un laberinto de cipreses da nombre al Laberinto de Horta (Passeig Castanyers, 1), jardín de estilo romántico que pasa por ser el más antiguo de Barcelona y también uno de los más desconocidos.

Junto a estos dos espacios más céntricos, en la cima del Turó de la Rovira en el barrio del Carmel, los restos de una batería antiaérea rehabilitados hace unos años se han convertido en un perfecto mirador. Al atardecer la luz natural deja paso a las luces de la ciudad mientras Barcelona toma otra dimensión bajo nuestros pies.Este momento marca el inicio de la noche barcelonesa, donde apostamos por disfrutar de una copa a -5ºC en el Ice Bar (Paseo Marítimo de la Barceloneta, 38) o salir a probar la “leche de pantera” (cóctel setentero a base leche condensada y ginebra) en los bares del Carrer de la Mercè.